Pasos 1
Determina si estás siendo un maestro creativo. Primero necesitas despertar o afinar tu creatividad; sólo entonces se proyectará hacia el salón de clases y finalmente impactará en tus alumnos. Conoce la naturaleza de tu asignatura y cómo puedes darle un toque innovador. Por ejemplo, en matemáticas puedes usar juegos de naipes o sudoku; en una clase de literatura, pedirles a tus alumnos que actúen la obra que están leyendo o narrarles eventos históricos de una forma literaria que les permita verlos de una forma diferente.
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ten en cuenta lo que tus alumnos necesitan. Debes tener una conciencia del nivel de enseñanza en el que están y la cantidad de información que pueden procesar.
- Preescolar o jardín de infantes: responden mejor a los colores llamativos y a letras de tamaño muy grande; tienen una gran capacidad para absorber nueva información.
- Primaria: Están en una curva gradual de aprendizaje, intenta usar materiales combinados: 50% de texto y 50% de imágenes.
- Secundaria: Hay probabilidades de que ya hayan escuchado antes muchas de las cosas que les dirás, pero aún hay cosas que desconocen y debes concentrarte en eso. Estudia el carácter de cada alumno y aproxímate a él según sus aptitudes personales; siempre debes mantenerte un paso adelante de ellos para sorprenderlos.
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- Estudia a tus alumnos. Recuerda sus nombres, aprende sobre sus aspiraciones, motívalos a llegar más lejos y felicítalos cuando logren avances. Habla con ellos sobre sus gustos y también lo que les desagrada. Estudia el carácter de cada alumno para ayudarlo; por ejemplo, si encuentras a alguien muy callado, puedes hacer preguntas sin hostigarlo, en temas que sabes que lo harán sentir cómodo, y dándoles un toque divertido para hacerlo sentir seguro al mismo tiempo.
- Los platicones: Aprende a introducirte en su juego para desviarlos al tema de la clase; tendrás buenos resultados si dejas que se emocionen hablando y luego los diriges hacia la materia que están estudiando.
- Los dormilones: Pregúntales por qué tienen sueño, y si hay un motivo razonable detrás, permíteles que duerman cinco minutos para regresar frescos a la clase. (Tus alumnos te respetarán y al mismo tiempo apreciarán que tengas esta flexibilidad. Si después eres firme para reincorporarlos a la clase, estarán muy atentos después de su siesta para cobrar energías).
- 4Varía e intercala las herramientas de aprendizaje. Haz que se conviertan en maestros por un día –esto les ayudará a deshacerse del miedo de ser el centro de las miradas. También puedes usar actividades dinámicas con fotografías o rompecabezas para mantenerlos atentos. Organiza concursos o rondas de preguntas para motivarlos a resultar ganadores. Mezcla un poco los temas y la manera de tratarlos para que no sea sólo sobre leer el libro. Relacione las clases con las actividades que a ellos les gustan, y desafía su ego para mejorar donde pueden hacerlo.
5
Cambia el escenario. No dejes que el ambiente del salón de clases sea siempre el mismo: cambia de lugar los asientos cada semana, aunque sea por una clase. Diviértanse arreglando las sillas en un círculo para que todos puedan verse a los ojos –recuerda asegurarte de que todos estén a tu alcance para que no haya nadie desapercibido en una esquina, entrecerrando los ojos. Di por favor y gracias, pero muéstrate muy firme si no acatan tus órdenes –al final felicita a los que aportaron algo a la lección .
6
Admite tus errores. Si dejaste sus libros fuera del salón y se estropearon con la lluvia, cómprales unos nuevos. Así te acercarás un poco más a ellos –estarás forjando una conexión estrecha con cada alumno. Mantén tu integridad y condúcete con humildad frente a tus alumnos. Sé asertivo para mostrar una mano firme que guíe a quines se muestren necios o indisciplinados, y enfócate en los que más necesitan tu atención, aunque debas desviarte un momento del tema de la clase.
7
Date un tiempo para explicarles las cosas, después dales un tiempo para acostumbrarse a ellas, y finalmente decreta el tiempo de empezar a seguir formalmente las reglas explicadas para ese tema de la clase. Si estás enseñando un nuevo lenguaje, por ejemplo, dedica el primer mes a explicarles en su lengua materna cómo deberán hablar en el otro lenguaje; el siguiente mes diles que deberán hablar entre ellos en el lenguaje de la clase para practicarlo, y en el mes que le siga podrás empezar a poner castigos para quien no hable en el lenguaje que están buscando aprender (formas interesantes y divertidas de castigo, nada que los ridiculice frente a sus compañeros).
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